Sueños morales

Hoy les compartimos la obra de un interesante personaje del siglo XVII, Diego de Torres Villarroel. Nació alrededor de 1694, hijo de un librero de Salamanca que perdió su librería a causa de la Guerra de Sucesión. Torres Villarroel se rebeló contra su destino de pobreza y encontró en la escritura su instrumento de rebeldía. Al inicio de esta obra menciona: “A mi, pues, se me ha plantado en el escaparate de los sessos, vender mis sueños, mis delirios, y mis modorras, y no siendo estas tan malas como los Demonios, creo que te las he de vender bien vendidas, y mas quando tu perversa inclinacion echa el tiempo al muladar de el ocio, y tu curiosa necedad avoga por mi bolsillo contra el tuyo, como me lo han hecho creer mis antecedentes disparates.”
Torres Villarroel obtiene una beca para realizar sus estudios en el Colegio Trilingüe (1708-1713), no fue un hombre entregado al estudio, disfrutaba de las diversiones y tuvo una juventud turbulenta. En 1713, huyó a Portugal, haciéndose pasar por médico en Coimbra y , después, actuó como bailarín, guitarrista, titiritero y militar. Tiempo después regresó con su familia y se dedicó al estudio de las matemáticas y la física, en esa época publicó almanaques bajo el seudónimo de "El Gran Piscator Salmantino". Ante el éxito de estas publicaciones logra obtener contactos con la nobleza. Se trasladó a Madrid y asistió a las tertulias en las que se debatían las novedades científicas y filosóficas.
En 1726, regresa a Salamanca, dadas algunas controversias en la Corte por sus publicaciones, por su independencia y por ser antiescolástico. Es en esta época, tal vez por venganza, en la que publica los tres tomos de la obra que hoy presentamos “Sueños morales, visiones y visitas de Torres con Don Francisco de Quevedo, por Madrid, Barca de Aqueronte, y residencia infernal de Pluton.” De 1732 a 1734 es desterrado a Portugal porque acompañaba a su amigo Juan de Salazar cuando este hirió a un clérigo, apeló por su inocencia pero no fue escuchado. En medio de aquella crisis escribió su autobiografía.
Tuvo problemas con la Inquisición por el contenido de algunas de sus obras y, al final de su vida, libró una batalla con el claustro universitario por su derecho a jubilarse. Al final de su vida tenía el proyecto de crear una academia abierta a todos para impartir enseñanzas prácticas de ciencias aplicadas a diversos oficios. Sus últimos años fungió como administrador del Duque de Alba. Muere en 1770.
Sueños morales, visiones y visitas de Torres con Don Francisco de Quevedo, por Madrid, Barca de Aqueronte, y residencia infernal de Pluton. Trasladòlos, desde la fantasia al papel, Salamanca : en la imprenta de Pedro Ortiz Gomez, s.a.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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