Sobre el cultivo de cafeto en Oaxaca

Quién no ha disfrutado de una taza de café, una de las bebidas más consumidas no sólo en territorio oaxaqueño, sino en el mundo. Pese a su popularidad, poco sabemos sobre su introducción en Oaxaca.
La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa conserva una gran colección de periódicos del siglo XIX, en los que hay ingente cantidad de información, que toda una vida no alcanzaría para revisarla. En estos diarios hay referencias a la siembra del cafeto en la costa oaxaqueña. En una nota publicada el 15 de octubre de 1880 en La Victoria se indicó que Matías Romero fue uno de los primeros en dedicarse a la explotación cafetalera en el Soconusco, pero no sólo eso, sino que también publicó Del cultivo del café en la costa meridional de Chiapas. A decir del autor de la nota, fue ese impreso el que propició que varios agricultores pensaran en la introducción de cafetos en el litoral de Oaxaca.
Al parecer, la introducción de cafetos en la costa oaxaqueña inició en 1875, pues en 1880 se celebraba que ya habían pasado cinco años desde el inicio de la caficultura: “en las localidades del Cerro de la Pluma y Espino se contaban con mil arbustos en cultivo y más de trescientos mil en estado de producción”. Según el autor, la introducción de cafetales fue propiciada por el agonizante mercado de la grana cochinilla, que tanta riqueza había aportado para algunos sectores de la sociedad oaxaqueña durante la época virreinal.
Entre los principales cultivadores del grano aromático, al momento de la nota de La Victoria, estaba Hilario Cuevas, del distrito de Juquila, quien poseía dos fincas: Morelos y Zaragoza, ambas con 120 cafetos. No conforme con esto, Cuevas proyectaba establecer otras fincas en la Villa de Álvarez, pero antes, necesitaba el resultado de los análisis químicos que había mandado a realizar a sus terrenos para “saber si […]tienen los jugos nutritivos que requiere el cafeto para su perfecto desarrollo”. En la misma nota se reconoció la labor de don Basilio Rojas por la introducción del café en el distrito de Miahuatlán.
Sin duda, la siembra de cafetales modificó el paisaje de la sierra y costa que antes estaban repletas de nopales para la producción de grana cochinilla.
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